«El hombre superior no lo es tanto por sus dotes como por sus aspiraciones, si por aspiraciones se entiende el efectivo esfuerzo de ascensión y no el creer que se ha llegado.»
Ortega y Gasset (El hombre a la defensiva)
Cuando conformas un grupo humano presientes que existirán momentos de incertidumbre, ya que todos dudamos cuando estamos frente al desconocimiento y la inexperiencia, pero existe un elemento común que generalmente logra la adaptación, disciplina y el éxito. Ese elemento radica en la percepción del conjunto, en las ansias de desafío, en la idea fija de derribar los límites, no sólo por la individualidad, sino que por el movimiento del conjunto, la evolución del equipo.
El sábado recién pasado fue la primera instancia para establecer un vínculo táctico, disciplinario y para muchos, quizás, eminentemente físico… Pero para 16 personas, más que un momento o un estado, fue una revelación, un conocer la adrenalina y pasión de un deporte, que más que contacto y rudeza, es determinación, complicidad y comprensión, no sólo del juego, sino que de las personas… Confiar en que aquel pase, tackle o ruck ayudarán a al objetivo mutuo: Colocar en la cancha toda la energía y transformarla en victoria.
A pesar de que el resultado no fue ventajoso, el juego sí lo fue, el aprender desde nuestros propios errores hace que el deseo de superación nuble la frustración y de paso a la necesidad de entrenamiento, no sólo como un método de evolución deportiva, sino como un alimento diario; saber que los límites de tu biología no pueden ser impedimento al honor colectivo… Porque en la cancha, mirando a los ojos de tu oponente, nada es imposible, la única barrera eres tú mismo.
“En el rugby hay muchas reglas, pero lo importante, como en todo, es ir para adelante”…
Fuerza, rugby Ufro femenino.
Janina Aguilera Lara.
